La pagoda de Chureito en invierno.
El monte Fuji es uno de los orgullos de los japoneses. Es un volcán activo que por su belleza y forma simétrica de cono ha inspirado a poetas y pintores japoneses desde hace siglos.
El monte Fuji es la montaña más escalada del mundo. Según estadísticas, son más de 200,000 los montañistas que cada año tratan de llegar lo más alto posible, de los cuales aproximadamente 30% son extranjeros.
Hace unos días fuimos a ver a Fuji-san desde la pagoda de Chureito, situada cerca del lago de Kawaguchiko, a dos horas en tren desde Tokio. Esta vez fuimos en un tren especial de Fujikyu que ofrece amenidades a los pasajeros:
Por dentro tiene sillones muy cómodos diseñados para disfrutar de las vistas de la montaña. Tienen librería con material de lectura relacionado con la montaña.
En esta mesa hay bebidas, folletos y una japonesa que con micrófono anuncia los atractivos que se ven de un lado y del otro.
Además, el personal del tren pasa varias veces ofreciendo tomar fotos de los pasajeros con sus propias cámaras.
Las vistas de la montaña son encuadradas en las ventanas del tren.
Desde hace cientos de años el monte Fuji ha sido objeto de veneración del shintoísmo. La deidad venerada es el kami 神 de la princesa Konohana no Sakuya.
La pagoda fue hecha como monumento a las vidas perdidas en la Segunda Guerra Mundial.
La montaña se compone de 3 diferentes volcanes activos: Komitake en la base, Kofuji en el medio y Fuji en el centro. La última vez que hizo erupción fue en 1707.
Después de bajar los 400 escalones para llegar a la pagoda seguimos nuestro camino al lago Kawaguchiko. Ahí entramos a una de las orillas del Aokigahara, el bosque donde muchos japoneses se suicidan.
Entrada al bosque.
Monte Fuji ya con algunas nubes llegando para cubrirlo.
Tuvimos mucha suerte porque es muy común que el volcán esté cubierto por nubes que no dejan verlo en gran parte del día. A nosotros nos tocó un día perfecto para apreciarlo y tomarle muchas fotografías.
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