Cuando lo cotidiano se vuelve un reto.
¿Ir a la tienda a comprar azúcar? ¿Comprar donas para llevar a casa? ¿Pedir indicaciones para usar la copiadora? ¿Escoger las monedas para pagar exacto? Todas son actividades que suenan tan fáciles como cotidianas pero que se vuelven un reto cuando se vive en un país con un lenguaje y una cultura tan diferente como Japón. Antes no tenía la imagen de la taza. Abandonar tu país y navegar por aguas de otra cultura similar podría parecer sencillo, pero se vuelve algo extremadamente difícil cuando se trata de países con costumbres, historia, lenguaje y normas completamente distintas. Japón se pinta solo para impactar al recién llegado: la comida, los palillos, los kanji, la seriedad de la gente, la rapidez con la que se tiene que hacer todo, las filas, las reglas... no es fácil sobrevivir sin percances. La primera vez que vine a Japón (en 2006) llegué para vivir un tiempo en Osaka sin hablar casi nada de japonés. Ninguna visita al supermercado duraba menos de 30 minuto...